La violencia de género que afecta a las madres en Cuba

La violencia vicaria es una terminología relativamente nueva, la psicóloga argentina Sonia Vaccaro la ha definido como:

“Una violencia secundaria a la víctima principal, que es la mujer. Es a la mujer a la que se quiere dañar y el daño se hace a través de terceros. El maltratador sabe que dañar a los hijos/hijas, es asegurarse que el daño llega a la mujer del modo más cruel, sin posibilidad de control por parte de ella.”

El feminicidio vicario (cuando un agresor mata a una niña/adolescente/jóven para dañar a la madre, con quien había tenido una relación amorosa), es la máxima expresión de la violencia vicaria, pero no es la única forma de mostrarse. La violencia psicológica expresada a través de amenazas, la extorsión de secuestrar a sus hijos si no se mantiene la relación sentimental, los malos tratos hacia hijos e hijas, a otros familiares o mascotas allegadas a la mujer también son ejemplos de este tipo de violencia.

Otros términos como parricidio, filicidio o infanticidio pudieran confundirse con el asesinato vicario; la diferencia es el fin por el que se comete: en el caso de la violencia vicaria, el único objetivo es provocarle dolor a una mujer por medio de otra persona. Esto no implica, en las legislaciones que recogen estos términos, que la respuesta penal en todos los casos no sea igual o similar.

Este tipo de violencia no está contemplada en las leyes cubanas. Desde la Constitución, el Código Penal y otros instrumentos para hacer frente a la violencia de género en Cuba, como el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, la Estrategia Integral de Prevención y Atención a la violencia de género y en el escenario familiar o el Observatorio sobre Igualdad de Género se han perdido valiosas oportunidades de hacerle frente institucionalmente a estos hechos. Ni siquiera en los Tribunales de Familia existe la percepción de que la violencia hacía las infancias muchas veces puede tener como fin último ejercer violencia basada en género contra la madre. 

Según plataformas feministas independientes y observatorios de género, desde el año 2019 se han registrado 8 asesinatos/feminicidios por violencia vicaria. Una cifra que pudiera ser mayor, al no divulgarse por ningún medio oficial las estadísticas de muertes por violencia de género.

Lo cierto es que los efectos de la violencia vicaría conlleva a grandes afectaciones a la salud psicológica y emocional de las mujeres y, a menudo, pasa por debajo de la mesa y no se nombra como una forma de violencia contra las mujeres; razón por la cual, como activistas por los derechos de las mujeres es nuestro deber darle visibilidad y exigir atención por parte del Órgano Legislativo.

Artículo de Opinión 

Maylin Fernández

Coordinadora del Componente Legal de ACI